Banca Islámica: ¿Buena alternativa?

La banca islámica es un conjunto de sistemas de banca que actúan de acuerdo a los principios de la Sharia o ley islámica.

Aparte de la prohibición de comercializar con cerdo, alcohol y juego, esta banca pretende nivelar el riesgo entre prestatario y cliente.

Este sistema limita el tipo de interés (elemento inmoral en la religión islámica) obligando a la banca a compartir riesgos y participar en la cuenta de pérdidas y ganancias del proyecto. Por otra parte, la especulación se reduce, al trabajar las entidades financieras sobre economía real.

La deuda no puede enajenarse, por lo que el riesgo de la misma ha de asumirlo desde el principio hasta el final el prestamista original, es decir el banco que cedió los derechos del crédito.

Este sistema capitalista alternativo nació en la Edad de Oro del Islam, aunque el primer banco islámico no se creó hasta mediados del siglo XX.

Aparte de no saber si este sistema se adecuaría a la restante banca mundial, los bancos más grandes del mundo llevan tiempo financiando la Banca Islámica (los bonos islámicos son conocidos como Sukuk) y han llegado a crear bancos filiales sólamente para ser gestionadas como bancos islámicos. Incluso se han promulgado leyes especiales en centros financieros como Londres, Hong-Kong o Singapur para facilitar las operaciones de bancos musulamanes.

Esta banca tiene como principio el interes cero por ciento, algo que irónicamente han instaurado los bancos centrales occidentales para inyectar liquidez desde que comenzó la crisis.

Seguramente la banca islámica seguirá creciendo y tendrá que tenerse en cuenta en el panorama económico mundial.

Londres, Hong-Kong o Singapur ya están instaurando este sistema. El Gobierno británico está negociando la venta de su participación del 82% en el Royal Bank of Scotland a un fondo soberano de Abu-Dhabi.

Desde hace unos 20 años la Banca Islámica ha crecido hasta convertirse en una industria que maneja 3 Billones de dólares y parece que tiene un brillante futuro por delante, dado el crecimiento demográfico de la población musulmana y los aumentos de renta en los países musulmanes.